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Me llaman Malu, de María Luisa, mi abuela paterna se llamaba así. Claro, tradiciones. Nací en un rincón de La Mancha, La Solana, hace veintiún años. Me exilié a Navarra para empezar una locura: estudiar Periodismo.

 

  Nunca me gustó escribir, en los concursos de la biblioteca local siempre me presentaba a los de marca páginas o de postales navideñas. Hoy sueño con contar esas historias que tienen vida y que la gente debería conocer. Y todo empezó por unas entrevistas en Jóvenes Católicos

 

  Ahora vivo en Pamplona, donde estudio Periodismo, y trabajo como alumna colaboradora en Tantaka, el banco de tiempo solidario de la Universidad de Navarra.

  El verano pasado me acerqué al periodismo regional desde Lanza Digital en Ciudad Real. Aquellos meses fueron una gran oportunidad para hablar con la gente de mi tierra, de descubrir personas que quieren escribir historias o de cubrir las noticias del día a día. 

 

  Quiero contar historias y esto es solo una parte de lo que hago, porque lo realmente bonito del periodismo es el descubrir a las personas que hay detrás, vivirlo, notar cómo te abren su corazón. Aquí sólo tiene unas pinceladas, como la dificultad para hacer el cangrejo o la vida de una madre luchadora.

 
 

 

 

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